![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhUipyKUooeX8BxmQ6ya_cfvtQN3fiJXOTW6zp8TJmpkX_vEG4KeHHgXCBZewSIYvMWN-GybFDdF5EDlga8lrsiSU-_MKL-YYIJXZS3x1IJ1uDLdLNYJSPmPw0dVP90zYbeQji3bvfRK9w/s200/poesia+infantil.png)
viendo la forma oval, pronto el objeto
descubre el niño, de la noble gala;
se la ciñe, faltándome al respeto
y hecho un héroe se aleja por la sala.
¡Qué hermosa dualidad! Gloria y cariño
con su inocente acción enlazó ufano,
pues con el lauro semejaba el niño
un diminuto emperador romano.
hasta creí que de su faz severa
irradiaban celestes resplandores,
y que anhelaba en su imperial litera
ir al Circo a buscar los gladiadores.
(no extrañéis en un padre estos asombros),
y corrí por un trapo colorado
que puse y extendí sobre sus hombros.
Mirélo así con cándido embeleso,
me transformé en su esclavo humilde y rudo,
y -"¡Ave César!- le dije, dame un beso,
¡yo que muero de penas, te saludo!"
-"¿César?"- me preguntó lleno de susto
y yo sintiendo que su amor me abrasa,
-"¡César!" -le respondí- "César Augusto
de mi honor, de mi honra y de mi casa"
Quitéle el manto, le volví la espada,
recogí mi corona de poeta,
y la guardé, deshecha y empolvada,
en el fondo sin luz de mi gaveta ir
al Circo a buscar los gladiadores.
Con su nuevo disfraz quedé asombrado
(no extrañéis en un padre estos asombros),
y corrí por un trapo colorado
que puse y extendí sobre sus hombros.
Mirélo así con cándido embeleso,
me transformé en su esclavo humilde y rudo,
y -"¡Ave César!- le dije, dame un beso,
¡yo que muero de penas, te saludo!"
-"¿César?"- me preguntó lleno de susto
y yo sintiendo que su amor me abrasa,
-"¡César!" -le respondí- "César Augusto
de mi honor, de mi honra y de mi casa"
Quitéle el manto, le volví la espada,
recogí mi corona de poeta,
y la guardé, deshecha y empolvada,
en el fondo sin luz de mi gaveta.
Con su nuevo disfraz quedé asombrado
(no extrañéis en un padre estos asombros),
y corrí por un trapo colorado
que puse y extendí sobre sus hombros.
Mirélo así con cándido embeleso,
me transformé en su esclavo humilde y rudo,
y -"¡Ave César!- le dije, dame un beso,
¡yo que muero de penas, te saludo!"
-"¿César?"- me preguntó lleno de susto
y yo sintiendo que su amor me abrasa,
-"¡César!" -le respondí- "César Augusto
de mi honor, de mi honra y de mi casa"
Quitéle el manto, le volví la espada,
recogí mi corona de poeta,
y la guardé, deshecha y empolvada,
en el fondo sin luz de mi gaveta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario